El ómnibus

Un vehículo de transporte público con gran capacidad, eso vendría a ser yo, o por lo menos así me siento, un ómnibus, cargo con los sentimientos encrucijados, con problemas persistentes y con los raciocinios confusos de mis amigos. Ellos vuelven sucesivamente a escuchar mis sugerencias que, poco cambian, ya que mis respuestas son el producto de su “factoreo”.

El mejor consejo que puedas dar es el que se pueda aplicar, uno no puede trazar el rumbo de las decisiones ajenas pero puede enmendar los baches del mismo. A veces la verdad explícita (esa que va directa y sin vueltas) es la mejor solución para despojar a los seres de conductas viciosas, otras veces lastimeras, o incluso paradójicas, porque una vez que alguien entra en ése tipo de comportamientos necesita el acompañamiento o la comitiva sentimental de un amigo.

La mejor respuesta que puedas dar de un consejo, no es la que espere tu “mentor”, mas bien la que creas que sea tú resolución basada en las críticas del que te asesoro, porque seguramente esa sea la contestación que esperaba tu consejero.
Ya subí a un par de amigos, y en donde yo los deje, es en el lugar donde ellos deban y quieran estar.

2 Response to

Tin
5:35:00 p. m.

Buen post, al final uno piensa si somos quien creemos ser, o somos producto de la subjetividad de nuestros cercanos (y no tanto).

Kenji
8:22:00 p. m.

Muy bueno